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Saludo a la delegación de la República de Cuba en la Cumbre BRICS 2025

  • grupomonizbandeira
  • 7 de jul.
  • 4 min de leitura

Saludo del Grupo de Investigaciones y Estudios Nacionales y Estratégicos Moniz Bandeira y del Comité Taiguara de Luchas Populares a la delegación de la República de Cuba en la Cumbre BRICS 2025 en Río de Janeiro  

6 julio de 2025 

Cuba y Brasil son dos patrias culturalmente indivisibles, entre nosotros guardamos las semejanzas y la herencia de casi cuatro siglos de colonialismo, de esclavitud, pero también de un patrimonio humano común de nuevo tipo, de una raza mestiza, una raza cósmica, una síntesis del mundo, como imaginó José Vasconcelos. 

Guardamos la herencia afrolatina de los tambores, de los cultos y de una visión dialéctica derivada de los Orishas de Ifá y del Candomblé, de la vida misma como proceso dinámico y de la superación de las contradicciones en la lucha, así como las expresiones del cristianismo popular que se hacen en la conexión con nuestra tierra, con la idea de pertenencia del ser a toda la comunidad. Mantenemos la similitud de la lucha de liberación y el sentido de unidad latinoamericana entre José Martí y Abreu e Lima, de la música rítmica y armónica, de las trovas que anuncian y memorizan nuestras luchas y renuevan las aspiraciones de los pueblos del mundo, del cine liberador de Gutierrez Alea y Glauber Rocha, y sobre todo mantenemos la similitud de tener la conciencia histórica de que la segunda y definitiva emancipación solo se dará a través del socialismo, como nos dejaron como legado Luiz Carlos Prestes y Fidel Castro. 

Brasil y Cuba son países transculturales, naciones capaces de albergar al otro en sí mismo, y de perfeccionarse a través del otro, porque una característica fundamental de nuestra formación social es el hecho de que hacemos nuestra cultura con el otro, y no contra el otro. En nuestras culturas mestizas, antropofágicas, anticipamos un nuevo proceso de mundialización, sin prejuicios de raza, color o nacionalidad, un mundo de convivencia y amistad entre los pueblos, es decir, aspiramos juntos al proyecto martiniano de que “Patria es humanidad”. 

Frente al genocidio televisado en Palestina, frente a los barcos que se hunden con niños de la Madre África en el mar Mediterráneo, frente a la rusofobia, la islamofobia y el eurocentrismo, en Cuba sostenemos el ejemplo de la Liga Antiimperialista de Julio Antonio Mella, de la contribución de Cuba a toda la humanidad en las luchas de liberación en África y el fin del apartheid en Sudáfrica, así como en la formación de la OSPAAAL y la madurez del Movimiento de Países No Alineados. Del mismo modo, Brasil fue pionero en el reconocimiento de la independencia de Angola y Mozambique, y en la condena del sionismo como expresión contemporánea del racismo en la ONU aún en 1975. Todos estos ejemplos son los antecedentes de los BRICS y de la idea de multipolaridad. 

Sin embargo, los desafíos políticos actuales son tan graves como los del siglo XX. La crisis orgánica del capital que estalló en 2008 ha extendido nuevas formas de guerras y nuevas formas de golpes de Estado, como los sufridos por Brasil que resultaron en la destitución de Dilma Rousseff en 2016 y el encarcelamiento de Lula en 2018, y otros procesos similares de lawfare en toda América Latina, del mismo modo que se inauguró un nuevo léxico del horror con el asesinato del líder panafricano Muamar Gadafi y el golpe nazi en Ucrania en 2014. Se trata de la coyuntura histórica de la Segunda Guerra Fría, marcada por la disputa entre el mantenimiento del viejo orden imperialista dominado por EEUU y sus vasallos europeos y una nueva propuesta de mundo policéntrico, liderado por China, Rusia e Irán, que busca sustituir el paradigma del choque de civilizaciones por el de la alianza de civilizaciones. 

Este amplio movimiento histórico al que asistimos encuentra paralelismos con las dos Guerras de los Treinta Años: 1618-1648 y 1914-1945. Se trata, por tanto, de un periodo de transición sistémica, que marca el declive del atlantismo (vigente desde el siglo XV) y el retorno a las grandes integraciones terrestres continentales, ejemplificadas por la Iniciativa “Cinturón y Rota”. En este contexto, las acciones de Brasil y Cuba en el seno de los BRICS sólo podrán cumplir su promesa si actuamos como bloque latinoamericano. 

Debemos llevar a la CELAC a trabajar dentro de los BRICS, como dice el proverbio Ubunto: “Si quieres ir rápido, ve solo; si quieres llegar lejos, ve en grupo”. El BRICS debe ser un espacio para resolver algunos de los problemas del subdesarrollo latinoamericano, atraer la transferencia tecnológica, la cooperación en el conocimiento científico e intelectual, mejorar las infraestructuras y los servicios públicos de nuestros países. Si los países latinoamericanos sólo profundizar el intercambio desigual de bienes primarios por bienes manufacturados y no tenemos un proyecto de destino común, fracasaremos rotundamente y declinaremos junto con Occidente en un mundo de guerras, hambrunas, genocidios, pestes y colapso ambiental. 

Por último, recordamos a los 11.500 médicos cubanos en el Programa Más Médicos que fueron a los rincones más necesitados de Brasil, atendiendo a personas que muchas veces no habían conocido a un médico en su vida. También agradecemos a Cuba por los médicos brasileños de origen pobre que se formaron en la ELAM y por los 2 millones de cubanos que exigieron la libertad de Lula cuando fue injustamente encarcelado. Con todo esto, destacamos que Brasil todavía hace muy poco por Cuba, por todos los gestos de amor y solidaridad que Cuba ha hecho por los brasileños, porque Cuba nunca nos ha dado lo que sobra, sino que siempre nos ha ofrecido lo mejor. Los brasileños deben dar lo mejor a Cuba, porque defender la revolución cubana es amar a la humanidad. 

¡Por el fin del criminal bloqueo de Cuba! 

¡Por la retirada de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo! 

¡Por un mundo multipolar y socialista! 

¡Viva la amistad entre Brasil y Cuba!

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